jueves, 3 de junio de 2010

Cuando Ami y yo decimos "Dios Amor"...



No es que estemos queriendo implicar que somos tan "compadres" con Dios, que nos tuteamos, nos hacemos bromas y conocemos a fondo a ese "amigazo".

No, no somos tan pretenciosos.

No ignoramos que, teóricamente, "técnicamente", Dios podría ser una cosa, un Misterio, llamémosle "Ello", y el Amor otra cosa.

Por supuesto que es posible, igual que un millón de otras posibilidades, total a la mente no le falta creatividad.

Pero como no sabemos absolutamente nada acerca de qué podría ser ese "Ello", esa otra cosa, si es que existe, y como de entre todo lo que es accesible a nuestro entendimiento y a nuestros sentidos, entre todo lo que sabemos que sí existe, entre lo que no es imaginación ni suposición ni creencia ni superchería, lo más elevado que conocemos, porque lo hemos experimentado, es Amor, privilegiamos el Amor por sobre todo lo demás.

Y como aquello que está por sobre todo lo demás suele ser asociado a la palabra Dios, para nosotros Dios es el Amor, porque no conocemos nada superior.

Y también porque todas las religiones y sistemas místicos apuntan hacia ese objetivo, Amor, al menos en su declaración de principios.

Pero también la ciencia, a través de la psicología, la antropología, la biología, la psiquiatría y hasta la física, van reconociendo de manera creciente que decir Amor es estar mencionando un Misterio y un Poder inmenso, algo que, por otro lado, es nada menos que la principal necesidad de la humanidad, y también de cada persona.

Ya quedó atrás, en la caverna, el tiempo en el que era bien visto que un hombre rebuznase: "El amor es cosa de mujercitas lloronas".

Y tenemos más pistas que nos hablan de la divinidad del Amor, incluso en la naturaleza, ya que por ejemplo los delfines, seres que están en lo más alto de la escala evolutiva entre los animales, muchas veces han salvado a seres humanos que estaban ahogándose, ayudándoles a llegar a la playa, y también han salvado personas amenazadas por tiburones, haciendo un escudo protector en torno del ser humano, poniéndose ellos mismos en peligro por... Amor, ¿por qué más podría ser?

En otras palabras, mientras más inteligente y avanzada es la criatura, más "amorosa" puede llegar a ser, como delfines y ballenas, y eso nos hace comprender que evolucionar implica un acercamiento cada vez mayor a eso tan extraño llamado Amor.

Por eso Ami dice que evolucionar significa acercarse al Amor.

Y por todo ello decimos Dios Amor, como quien deifica al Amor.

Parecerá locura, pero la mayoría de la gente deifica a un ser del que no se sabe nada, al que sólo se le teme y por eso se le adula; nosotros deificamos algo que podemos experimentar; no estamos hablando de supersticiones ni de creencias y nada más, sino de algo concreto, algo que cuando lo experimentamos, nos regala las más grandes, hermosas y profundas experiencias de la vida.

Tan generoso es el Amor, que para tener elevadas vivencias gracias a Él podemos incluso ser ateos, porque el Amor no necesita que se le divinice, si nosotros lo hacemos es porque vamos teniendo cada vez mayores evidencias acerca de su divinidad.

Pero el Amor no exige nada, simplemente está ahí, como el sol, a disposición de todo aquel que tenga ganas de atraerlo hacia sí, o más bien de extraerlo de sí mismo, en cualquier momento, en todo momento si así se desea.

Y cero ego, cero rencor, cero amenazas; sólo paraísos al alcance de sus criaturas.

Amor es el Faro que debe guiar a los hombres, a las religiones, a la humanidad.

Amor sin banderas, sin bandos.

No un Amor que sale a vociferar a las calles y rápidamente pasa de las loas y alabanzas a la espada o la indiferencia, sino Amor y punto. Por el Amor mismo, por refrescar el alma, porque el Amor es una energía que refresca el alma.

Deificamos al Amor debido a que hemos descubierto que el Inventor de todas las cosas, si no es el Amor mismo sino "Ello", ese "Ello" privilegia tanto al Amor, que lo ha transformado en el Eje Central de la creación, en el objetivo hacia el que apunta toda evolución.

Debido a eso mismo, Amor es nuestra principal necesidad, porque el Amor es la sangre del alma, de la Vida, y por eso sin Amor se muere, tanto las personas como las civilizaciones; como la nuestra, en peligro de perecer, por falta de Amor.

Por eso somos "idólatras del Amor"..., aunque lo decimos juguetonamente, porque de entre todo lo que conocemos de este Universo, nada menos "ídolo" existe, nada más real, nada más sacrosanto, nada más Dios que el Amor.

Pero si idolatrar al Amor llegase a ser delito, lo sería menos que idolatrar una imagen de yeso, o el rayo y el trueno, por ejemplo; o idolatrar a un ser imaginario del que no se sabe nada, y que es conocido por la palabra Dios, a secas, pudiendo significar cualquier cosa, lo que más convenga, según la ocasión.

En el nombre de ese borroso e irascible Dios cayeron las Torres Gemelas...

Es que los hombres le cuelgan a Dios sus propias crueldades, lo revisten de sus propias deformidades de alma, y luego dominan y exprimen a otros hombres, aterrorizándolos con un omnipotente y canalla dios inventado por ellos mismos, por la oscuridad de sus corazones.

Con Dios Amor no se puede hacer eso tan fácilmente, gracias al Amor.