miércoles, 29 de febrero de 2012

Cambiar…




El cambio empieza por uno.

Decidir querer cambiar puede resultar fácil, pero comenzar a cambiar no lo es.


Tampoco es imposible, es cuestión de proponérselo y de tener la fuerza de voluntad necesaria para dar el primer paso, el primer paso con el que todo recorrido se inicia, por más largo que sea, por más tedioso que resulte, hay que empezar con un primer paso.


Lo importante es avanzar, avanzar, avanzar, al ritmo que se pueda, pero avanzar.


Siempre habrá pequeños tropiezos, no desesperes, seguí adelante, volvé a intentarlo otra vez, y otra vez, y otra vez…


Serán entonces, más los pasos hacia adelante, y el resultado será que avanzamos, que vamos hacia algo mejor que lo que hoy somos, el resultado será que cambiamos.


Hacer siempre lo mismo nos conducirá siempre a los mismos resultados. Probemos entonces cambiando algo, lo que se pueda, pero intentémoslo.


Si vos cambias, cambia tu mundo, si cambia tu mundo, cambia tu vida.


Fracasar es obtener la posibilidad de intentarlo nuevamente de otra manera. Seguí intentando, seguí probando, no abandones, no bajes los brazos, cambia para que cambie tu mundo, cambia para que cambie tu vida.


Pablo A. Giménez

Reflexión.


Todo sucede por alguna razón, todo tiene su momento y su lugar, todo sigue ciclos biológicos y todo tiene su nivel de maduración, todo encaja siempre. Por la misma razón no se puede argumentar que nadie acierte siempre o se equivoque siempre, porque incluso un reloj parado da la hora correcta dos veces al día. Y es que existe una curiosa ley de la relatividad que sentencia que cuánto más se esfuerce uno por conseguir algo, menos se recibe, aunque solo bajo condiciones de vanidad, ego, apego excesivo, enojo, frustración o codicia, porque los medios determinan el fin, si se juega con pulcritud se obtiene pulcritud, si se juega con basura, lo que se obtiene es basura.

Los fines pueden justificar los medios, pero solo si se ven en retrospectiva, nunca como una forma de aprovechamiento inadecuado; la naturaleza siempre se rebela contra ello. Por eso la responsabilidad y la culpabilidad resultan siempre temas candentes para esta sociedad y causa de gran confusión; la culpa es el gran conector que ha mantenido unidad a la sociedad occidental durante miles de años, incluso la iglesia, los gobiernos, las instituciones educativas y hasta los sistemas jurídico-legales han estado siempre representados a través de ella, acercándose cada vez más a la codicia, sin aproximarse siquiera a la responsabilidad.

La culpa es como una deuda que a los seres humanos no se les permite pagar, es como embaucar a alguien para que roben el dinero y rechazar después las disculpas e incluso el mismo dinero. La responsabilidad, por otro lado, es algo totalmente diferente, es como pedir prestado y prestar, a sabiendas de que se debe devolver todo, tarde o temprano. Asumir una responsabilidad significa que a pesar de las penurias que impliquen las decisiones, al final se logra equilibrar todo, bien sea un asunto de tiempo, de energía, de amor o de dinero. Angel Luis Fernández.

Momento...


No dejes que este momento pase sin haber crecido un poco.

Sin haber alimentado tus sueños.


No te dejes vencer por el desaliento.


No permitas que nadie te quite el derecho de expresarte.


No abandones las ansias de hacer algo por tu vida, algo extraordinario.


Somos seres humanos llenos de pasión.


La vida es un desierto y un oasis.


Valora la belleza de las cosas simples.


Llegó tu momento, tu oportunidad, no la dejes pasar.


No olvides que siempre hay alguien que te necesita y es probable que tu también necesites de ese alguien.


Y sobre todo…


¡No permitas que la vida pase por ti sin que la vivas!. -Desconozco su autor.

Hablar y callar…



HABLAR oportunamente, es acierto.
HABLAR frente al enemigo, es civismo.
HABLAR ante una injusticia, es valentía.
HABLAR para rectificar., es un deber.
HABLAR para defender, es compasión.
HABLAR ante un dolor, es consolar.
HABLAR para ayudar a otros, es caridad.
HABLAR con sinceridad, es rectitud.
HABLAR de sí mismo, es vanidad.
HABLAR restituyendo fama, es honradez.
HABLAR aclarando chismes, es estupidez.
HABLAR disipando falsos, es de conciencia.
HABLAR de defectos, es lastimar.
HABLAR debiendo callar, es necedad.
HABLAR por hablar, es tontería.

CALLAR cuando acusan, es heroísmo.
CALLAR cuando insultan, es amor.
CALLAR las propias penas, es sacrificio.
CALLAR de sí mismo, es humildad.
CALLAR miserias humanas, es caridad.
CALLAR a tiempo, es prudencia.
CALLAR en el dolor, es penitencia.
CALLAR palabras inútiles, es virtud.
CALLAR cuando hieren, es santidad.
CALLAR para defender, es nobleza.
CALLAR defectos ajenos, es benevolencia.
CALLAR debiendo hablar, es cobardía. -Desconozco el autor.