jueves, 30 de agosto de 2012

La Naturaleza-Dios.

Ha llegado el momento de que seáis verdaderamente libres, debéis abandonar esta vida artificial y comprender que ya no os sirve, entender que detrás de la naturaleza existe una voluntad inteligente, que todo lo equilibra, que todo lo armon
iza, buscando siempre lo mejor para el conjunto y para las manifestaciones individuales, con el mínimo esfuerzo, de manera delicadamente suave, abriendo el corazón a una experiencia inolvidable donde la propia Naturaleza interna, la sabiduría de vuestra esencia, reconoce cada Ser que habita el espacio. Ya no habrá atacantes ni víctimas en la Naturaleza, no habrá aire sucio ni limpio, solo habrá belleza y equilibrio.

Las plantas hablan a quienes quieren escucharlas, dicen palabras de amor al viento, son sutiles, cantan y a veces sonríen suavemente, pero su risa, a diferencia de la risa humana, puede durar horas y días; y es más armónica y espectacular. Las piedras también hablan, hablan de movimientos, de cambios, de quietud, hablan de paz y silencio absoluto, hablan de consciencia. El viento también habla, trae pensamientos lejanos, guía, empuja y se endulza cuando hay enamorados cerca. Todos los animales hablan, algunos no saben que decir porque llevan muchos años atados o encerrados, se sienten deprimidos, otros cantan, se ríen de los humanos e incluso cantan al cielo en forma de rezos, también admiran, temen, sienten, intuyen, escuchan cosas que vosotros no escucháis. Los ríos cantan y susurran, tienen pensamientos sutiles, abstractos, son arte y movimiento constante, les gusta sentirse bellos y se admiran a sí mismos. A estas voces, a estos sentimientos, se les llamó siempre los devas y los elementales de la naturaleza. Vuestra mente los apartó de la materia para comprender su inteligencia, así, para un ser humano normal, “una piedra no piensa, no puede pensar, no puede hablar, pero un espíritu de la naturaleza que la ronda, es posible, de todas formas si no lo ha escuchado, ¿de qué le sirve saber esto?” Ahora imaginad que está unido, que el espíritu de la piedra es la misma piedra, no hay diferencia. ¿Qué ocurriría si un ser humano aplastase esa piedra? El espíritu desaparecería igualmente. Y si el espíritu desaparece, ¿a dónde va esa energía de temor que la piedra sintió al ser atacada? Los hombres y mujeres del planeta no saben, aplastan piedras, arrancan árboles, contaminan ríos y mares, ensucian el aire, ignoran que la Naturaleza grita, teme o se entristece. Se han olvidado. Y entonces, si es así: ¿Quién es ahora el demente? ¿Quién perdió la inteligencia natural? ¿Quién olvidó su origen? ¿El ser humano, las plantas, la naturaleza? Hay tantos seres humanos que dicen que no se puede hacer nada, que son otros los que castigan… Pero sois todos vosotros, cada vez que olvidáis que no son seres entregados para vosotros, que la naturaleza no debe estar esclavizada a vuestra discreción, que es materia viva, que piensa, siente, recuerda. Olvidáis eso y olvidáis respetar lo más básico, la vida del universo

Podéis recuperar esa consciencia de inteligencia comenzando a respetaros unos a otros, respetar el aire, dejar la ingestión de tóxicos, no por uno mismo, sino por el mismo planeta, dejar de comer animales por el mismo planeta, por los mismos animales, dejar atrás los productos contaminantes, tantos productos contaminantes, geles, cremas, champús, jabones… no sois conscientes de lo que hacéis, habéis olvidado quienes sois pero en vuestra mano está el poder cambiarlo. Y ahora, si las plantas, los ríos, los mares, el viento, los animales y todo lo que podéis y no podéis ver piensa, si es inteligente, si es sabio ¿qué pensarán esos seres de vosotros?

Angel Luis Fernández.

jueves, 16 de agosto de 2012

EL SACO DE CARBÓN



Un día, Luisito entró a su casa dando patadas en el suelo y gritando muy molesto. Su padre lo llamó y Luisito lo siguió, diciendo en forma irritada:

- Papá, ¡Te juro que tengo mucha rabia! Pedrito no debió hacer lo que hizo conmigo. Por eso, le deseo todo el mal del mundo, ¡Tengo ganas de matarlo!


Su padre, un hombre simple, pero lleno de sabiduría, escuchaba con calma al hijo quien continuaba diciendo:

- Imagínate que el estúpido de Pedrito me humilló frente a mis amigos. ¡No acepto eso! Me gustaría que él se enfermara para que no pudiera ir más a la escuela..


El padre siguió escuchando y se dirigió hacia una esquina del garaje de la casa, de donde tomó un saco lleno de carbón el cual llevó hasta el final del jardín y le propuso:


- ¿Ves aquella camisa blanca que está en el tendedero? Hazte la idea de que es Pedrito y cada pedazo de carbón que hay en esta bolsa es un mal pensamiento que va dirigido a él. Tírale todo el carbón que hay en el saco, hasta el último pedazo. Después yo regreso para ver como quedó.


El niño lo tomó como un juego y comenzó a lanzar los carbones pero como la tendedera estaba lejos, pocos de ellos acertaron la camisa.


Cuando el padre regresó, le preguntó:


- Hijo, ¿qué tal te sientes?


- Cansado, pero alegre. Acerté algunos pedazos de carbón a la camisa.


El padre tomó al niño de la mano y le dijo:


- Ven conmigo quiero mostrarte algo.


Lo colocó frente a un espejo que le permitió ver todo su cuerpo... ¡Qué susto! Estaba todo negro y sólo se le veían los dientes y los ojos. En ese momento el padre dijo:


- Hijo, como pudiste observar la camisa quedó un poco sucia pero no es comparable a lo sucio que quedaste tú. El mal que deseamos a otros se nos devuelve y multiplica en nosotros. Por más que queremos o podamos perturbar la vida de alguien con nuestros pensamientos, los residuos y la suciedad siempre quedan en nosotros mismos.


Ten mucho cuidado con tus pensamientos porque ellos se transforman en palabras.Ten mucho cuidado con tus palabras porque ellas se transforman en acciones.Ten mucho cuidado con tus acciones porque ellas se transforman en hábitos.Ten mucho cuidado con tus hábitos porque ellos moldean tu carácter.Y ten mucho cuidado con tu carácter porque de él dependerá tu destino.


ANÓNIMO

sábado, 4 de agosto de 2012

Conectar con la esencia interior.

Para conectarse con la esencia interior es necesario hacerlo en silencio y en total introversión, como si se tratase de una liturgia en el templo del alma, estableciendo una distancia significativa de todos los pensamientos asociados con el
mundo exterior y navegando suavemente en las calmadas aguas de la conciencia eterna, iluminadas por la claridad del espíritu.

Desde el silencio es posible acceder a una comprensión amplia y profunda de la realidad y entender que cada escena de esta maravillosa obra de la vida es única, independientemente de lo que suceda, a la vez que asumiendo la religión original de la paz, permitiendo que afloren libremente los secretos de la mente ya que cada pensamiento que se crea es como una semilla que necesita sustento, por eso cuando se emite un tipo de pensamiento erróneo, no procedente del centro corazón, sino de cualquiera de los hemisferios del cerebro, se hace difícil aquietar la mente y se induce un crecimiento desordenado que casi siempre se desborda y genera graves desequilibrios y descompensaciones en el cuerpo, por el contrario, si se siembran y cultivan pensamientos puros, elevados y espirituales, el estado interno y la experiencia siguen inexorablemente esa misma línea.


En el silencio también se puede experimentar el amor por toda la creación y escuchar la música de las esferas, y es que cuando se enciende el amor, no existe trabajo duro, de modo que si se siente que se está realizando un gran esfuerzo, es preciso entender que la naturaleza está poniendo obstáculos y trabas a que se continúe en ese camino equivocado. Desde el silencio se puede comprender rápidamente lo que contienen los corazones de los demás y así resulta más fácil la cooperación con precisión, además de ver y descubrir muchos aspectos del ser que fortalecen el progreso espiritual. En este momento de crisis mundial sostenida, la única seguridad verdadera y estable la proporciona la introspección y la experiencia del silencio, al permitir la conexión con la fuente de poder espiritual.


Angel Luis Fernández.

Reflexión.

Para poder comunicarse en plenitud es importante no tener nada que perder, sobre todo cuando se hace a la luz de la compasión y del amor, desde la serenidad y la templanza y no desde la obligación y el deber. La admiración por todas las man
ifestaciones de la naturaleza cuando brotan de un corazón abierto y de una mente sin prejuicios conectan a los seres humanos con la parte más divina de la realidad, lo contrario les impele a la intolerancia, el paroxismo y el sectarismo, por eso la capacidad de asombro y admiración es un auténtico regalo de los universos, la llave de la eternidad y el umbral de la fusión con la naturaleza.

Solo los niños y los animales la poseen y la pierden por las imposiciones, leyes y extorsiones de los adultos cuando no les permiten desarrollarse al decidir por ellos y convertirles en verdaderos clones de sí mismos sin posibilidad alguna de autodeterminación, sin poder vivir instintivamente porque para ellos, los desafíos son diarios ya que en muchas culturas el instinto es ignorado y se les enseña, desde su más tierna edad, a temerle a sus instintos. A veces el ego es necesario para manejar eficientemente los asuntos cotidianos, sin embargo, se les enseña a los nuevos niños que es un error escuchar a su ego y que deben desarrollar una personalidad social que proteja su apariencia. De este modo se retraen a la aparente seguridad que quieren dejarle entrever detrás de estas falsas imágenes, de las máscaras que los adultos les han enseñado a construir. El sistema educativo, los medios, y las personas que culturalmente les influyen a su alrededor, enseñan que desarrollar una "auto-imagen" es un asunto urgente y de gran importancia, lo cual es un veneno para el desarrollo.


Angel Luis Fernández.