"Yo no creía en la reencarnación, pero..."
Tengo 61 años y nací en Nueva York. Soy doctor en Medicina
y Psiquiatría y presidente honorífico del departamento de Psiquiatría
del hospital Monte Sinaí de Miami. Estoy casado y tengo dos hijos,
de 33 y 26 años. ¿Política? Compasión, no violencia,
comprensión. ¿Dios? ¡Amor! En otras vidas fui budista,
islámico, hindú y católico
Yo no creía en la reencarnación. ¡No creía! Yo era un científico formado en Yale y en Columbia... Hasta que, cierto día de hace ya 25 años, entró Catherine en mi consulta psiquiátrica...
Yo no creía en la reencarnación. ¡No creía! Yo era un científico formado en Yale y en Columbia... Hasta que, cierto día de hace ya 25 años, entró Catherine en mi consulta psiquiátrica...
- ¿Quién es Catherine?
- Era una paciente. Venía a tratarse de sus neurosis y miedos. Y,
para empezar su tratamiento, la guié en una sesión de hipnosis.
- ¿En qué consiste eso?
- En inducir al paciente a una gran relajación muscular y respiratoria,
para que su inconsciente aflore. Una técnica muy práctica.
- ¿Qué pasó luego?
- La incité a recordar episodios de su infancia, periodo en el que
suelen formarse nudos que generarán después conflictos psíquicos.
- ¿Y encontró algún recuerdo revelador?
- Bueno, todo empezó cuando le pedí que se remontase a sus
recuerdos más antiguos...
- ¿Qué empezó?
- Brotaron recuerdos de vivencias que no podían ser de su vida presente,
muchos detalles sorprendentes... ¡de hace 4.000 años!
- Yo también he visto películas de egipcios.
- ¡Yo también me mostré escéptico, claro! Igual
de escéptico que la propia Catherine.
- ¿Y qué recordó Catherine?
- Una espantosa inundación que anegó su pueblo y ahogó
a todos: era en Creta, era el tsunami que provocó la explosión
del volcán de la isla de Santorini, en el mar Egeo...
- Eso figura en los libros de historia.
- Lo interesante es que Catherine, cuando se presentó en mi consulta,
padecía de fobia al agua, hasta tal punto que temía beber, que
le costaba tragar agua: ¡temía ahogarse!
- ¿Insinúa que la fobia presente de Catherine se originó
en una vida pasada?
- Sí: a esa conclusión he llegado.
- ¡Eso es una creencia, no es un hecho!
- A partir de ese recuerdo, los síntomas de Catherine empezaron a
desaparecer. Y sanó.
- ¿Vincula su sanación a un (presunto) recuerdo de una (supuesta)
vida anterior?
- Por entonces yo estaba estupefacto con esta idea, la verdad. Pero hoy puedo
afirmar que es así: ¡tengo documentada la curación de
4.000 pacientes míos mediante esta técnica! Terapia regresiva,
la bauticé.
- ¿De qué clase de curaciones se trata?
- Un ejemplo: un hombre que padecía fuertes dolores de espalda...
se vio morir de un lanzazo en la espalda durante una batalla medieval. Esta
experiencia regresiva le sanó...
- Pero, como científico, ¿puede demostrarme que yo he vivido
otras vidas anteriores?
- Tu alma es inmortal: estuvo en otros cuerpos antes que en éste;
y tras morir éste, el alma persistirá. Y podrá tener
otro cuerpo...
- ¡No recuerdo mis anteriores cuerpos!
- Puedes recordarlos. La memoria de tus pasadas vidas reposa en tu inconsciente:
mediante ejercicios de relajación y cierta práctica, pueden
emerger a tu conciencia.
- ¿Todos de golpe?
- No. Brotan recuerdos de vidas pasadas significativos para ti ahora: recuerdos
que te resultan terapéuticos en esta vida, recuerdos sanadores. Recuerdos
que te guían y ayudan.
- Llama usted recuerdos a imágenes metafóricas elaboradas por
la imaginación.
- Acepto que a veces sea así. Pero hay muchos casos que demuestran
que estamos ante genuinos recuerdos...
- ¡Me encantará escuchar esos casos!
- En una de sus regresiones, Catherine me contó cosas de mí...
¡que sólo yo sabía!: su alma contactó con un hijo
mío ya fallecido... Eso me conmocionó mucho.
- Bueno, esto suena ya a puro espiritismo...
- La energía del alma permanece en algún sitio: nada desaparece.
Está en otra dimensión, pero es factible acceder a ella. No
es nada raro: ¡los físicos ya hablan hoy de dimensiones paralelas,
de "multiuniversos"!
- Bien... ¿Alguna otra demostración?
- La de Mary: de niñita dibujaba siempre planos de una ciudad concreta,
con sus calles, cierta característica fachada de la iglesia, y un edificio
con muchas ventanas. Mary creció, se casó, crió a dos
hijos y, ya madura, quiso investigar su vieja fijación infantil.
- Y acudió a usted.
- En la regresión se vio como parturienta, con un marido golfo y pariendo
al octavo de sus hijos. Se vio morir en ese parto y sintió la angustia
por el porvenir de sus hijos: temió que el padre los abandonase en
orfelinatos...
- Menudo dramón.
- Mary investigó: ¡localizó una ciudad cuyo plano coincidía
con los que ella dibujaba de niña! La visitó: allí estaban
la iglesia y el edificio de muchas ventanas: ¡un hospital!
- ¿Murió en ese hospital la parturienta?
- Consultó los registros: en 1920 murió allí una mujer
en el parto de su octavo hijo...
- ¿Era Mary en una vida anterior?
- Así lo sintió: se puso a buscar a sus hijos.
- ¿Los encontró?
- Sí. Tal como temió al parirlos, el padre los dispersó
en orfelinatos. Buscando mucho, Mary logró reunir a los que aún
vivían, ya venerables ancianitos. Les anunció: "Sois hermanos...
¡y yo soy vuestra madre!".
- La tomarían por loca, claro.
- ¡No cuando ella comenzó a desgranar detalles de la niñez
de cada uno! El ADN confirmó que sí eran hermanos...
- No sé qué pensar...
- Un científico verdadero es el que, ante un fenómeno que escapa
a sus parámetros, aparca prejuicios y se arroja a investigarlo.
- Pero esto suena tan raro, tan subjetivo...
- Una regresión te cambia la vida. Te hace perder el miedo a la muerte,
y empiezas a vivir más contento. Ves que no eres tu cuerpo. Tú
no eres un ser humano que tiene una experiencia espiritual: eres un ser espiritual
que está teniendo una experiencia humana...
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