Todo
existe en el Universo invisible antes de manifestarse en el visible, en
lo ideal antes de aparecer en lo real, en lo espiritual antes de
mostrarse en lo material.
El reino de lo invisible es el reino de las causas, el reino de lo visible es el reino de los efectos. La naturaleza del efecto está siempre determinada y condicionada por la naturaleza de la causa. Un divino encadenamiento entrelaza vuestro Universo entero con otros universos y cada uno se encuentra delimitado por su propia “burbuja” esférica.
Por todos los lugares la voluntad humana está vivificada por la voluntad divina, de manera que si con ella armonizáis la vuestra y obráis de acuerdo con las leyes y fuerzas superiores, seréis un eslabón del maravilloso encadenamiento del Universo. Tal es el secreto de todo éxito. Así se llegan a adquirir riquezas desconocidas y facultades inimaginables. El objeto capital de la vida humana es lograr la efectividad consciente y positiva de vuestra unión con la Naturaleza-Dios y abrir completamente vuestro ser a su divino flujo. Este es el objeto capital de la vida humana en el que todo se encierra y del que todo se deriva. En el grado en que logréis la consciente efectividad de vuestra unión con la Naturaleza-Dios y abráis vuestro ser a su divino flujo, se manifestarán en vosotros las cualidades y potencias de la vida infinita. De ese modo reconoceréis vuestra verdadera identidad y pondréis vuestra vida en armonía con las leyes y fuerzas del Universo a la vez que abrís vuestro ser a la suprema inspiración. En el grado en que lleguéis a realizar esa común unión, lograréis que la “Fuerza” obre y se manifieste en vosotros. Pero si a causa de la ignorancia os alejáis de ese supremo poder, como generalmente sucede, impediréis que se manifieste en vosotros. También podéis cerraros a propósito a su actuación, privándoos de facultades de las que por la verdadera naturaleza de vuestro ser sois legítimos herederos. Y es que no hay límites para un ser humano de esta condición, porque los únicos que pudiera tener son los que él mismo se trazara, de hecho, es la ignorancia el más poderoso factor de estos límites en la mayoría del linaje humano, y así el vulgo continúa viviendo de forma mezquina y desmedrada porque desconoce la alta vida de que son herederos y la identidad de su verdadera naturaleza.
Angel Luis Fernández.
El reino de lo invisible es el reino de las causas, el reino de lo visible es el reino de los efectos. La naturaleza del efecto está siempre determinada y condicionada por la naturaleza de la causa. Un divino encadenamiento entrelaza vuestro Universo entero con otros universos y cada uno se encuentra delimitado por su propia “burbuja” esférica.
Por todos los lugares la voluntad humana está vivificada por la voluntad divina, de manera que si con ella armonizáis la vuestra y obráis de acuerdo con las leyes y fuerzas superiores, seréis un eslabón del maravilloso encadenamiento del Universo. Tal es el secreto de todo éxito. Así se llegan a adquirir riquezas desconocidas y facultades inimaginables. El objeto capital de la vida humana es lograr la efectividad consciente y positiva de vuestra unión con la Naturaleza-Dios y abrir completamente vuestro ser a su divino flujo. Este es el objeto capital de la vida humana en el que todo se encierra y del que todo se deriva. En el grado en que logréis la consciente efectividad de vuestra unión con la Naturaleza-Dios y abráis vuestro ser a su divino flujo, se manifestarán en vosotros las cualidades y potencias de la vida infinita. De ese modo reconoceréis vuestra verdadera identidad y pondréis vuestra vida en armonía con las leyes y fuerzas del Universo a la vez que abrís vuestro ser a la suprema inspiración. En el grado en que lleguéis a realizar esa común unión, lograréis que la “Fuerza” obre y se manifieste en vosotros. Pero si a causa de la ignorancia os alejáis de ese supremo poder, como generalmente sucede, impediréis que se manifieste en vosotros. También podéis cerraros a propósito a su actuación, privándoos de facultades de las que por la verdadera naturaleza de vuestro ser sois legítimos herederos. Y es que no hay límites para un ser humano de esta condición, porque los únicos que pudiera tener son los que él mismo se trazara, de hecho, es la ignorancia el más poderoso factor de estos límites en la mayoría del linaje humano, y así el vulgo continúa viviendo de forma mezquina y desmedrada porque desconoce la alta vida de que son herederos y la identidad de su verdadera naturaleza.
Angel Luis Fernández.
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