Vibraciones
“Nada
está inmóvil, todo se mueve y todo vibra”, reza un principio universal.
El pensamiento positivo vibra en altas frecuencias y reviste el alma de
colores claros brillantes y luminosos. El pensamiento negativo vibra
lentamente, por su baja frecuencia, y sus colores son opacos; cuanto más
negativos, tanto más sombríos y tanto más bajo el tono de su sonido.
Los estados de ánimo vibran y lanzan vibraciones
en sonido y colores creando ambientes positivos o energéticamente
negativos. Todos los pensamientos, sentimientos y estados mentales se
proyectan al exterior de las personas que los crean y van afectando a
las personas que entran en el radio de influencia de esos estados, así
como lo hacen las vibraciones emitidas por instrumentos musicales; estas
vibraciones afectan bien o menos bien a otras mentes, aumentando los
estados emocionales mentales que están a tono con ellas, creando así una
acción en cadena. Por ejemplo, si tú te encolerizas, cargas los
ambientes donde vives de energía negativa y proyectas vibraciones de
ira, las cuales son atraídas magnéticamente por otras personas que estén
también encolerizadas o que presenten emociones o estados de ánimos
afines, generando en consecuencia un proceso de amplificación de esas
ondas y ambientes negativos.
Así creamos nuestros propios campos vibratorios y nuestros ambientes humanos, positivos o negativos.
Esdras Rasit.
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