martes, 13 de marzo de 2012
Alcanzar el propósito en la vida.
El alcanzar el propósito en la vida tiene un matiz enormemente irónico. Las cosas que con anterioridad considerabas tan importantes pierden su atractivo. No te importa ya lo que puedas encontrarte por el camino y, sin embargo, compruebas que esas mismas cosas llegan a tu vida en cantidad cada vez mayor. La alegría, sin embargo, no se halla en la llegada de esas «recompensas», sino en la experiencia que representa pensar y actuar con un propósito. Dar se hace más importante que recibir, porque dar está de acuerdo con tu propósito. Rechazas ahora la carga que representa coleccionar, clasificar, asegurar y preocuparte por las posesiones. Conoces el significado de las palabras de Satya Sai Baba: «Los muchos deseos del hombre son como las pequeñas monedas de metal que lleva en el bolsillo. Cuantas más tiene, más lo abruma su peso». Sabes con toda certeza cuándo has alcanzado el propósito. No necesitas que te lo diga nadie. Lo sabes, porque no te cuestionas ya el sentido de tu vida. Sabes que todo cuanto haces está en sincronía con la obra de Dios, porque te hallas en armonía y todas y cada una de las actividades de tu vida están destinadas a la realización de tu propósito.
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