Educación.
En
realidad no enseñan nada nuevo las escuelas, pues cada ser ya dispone
en su interior, no solo del conocimiento sublime, sino también de la
acumulación experiencial de sus muchas vivencias continuadas anteriores;
¿no debería ser, por tanto, función de las instituciones educativas
despertar estos estímulos y resortes necesarios para que se activen los
mecanismos que abren las puertas de los registros
inmateriales de vuestros recuerdos?; aspectos relacionados con los
denominados valores humanos universales, tales como la solidaridad, la
justicia social, la concienciación por el medio ambiente y por la
integración intercultural, la paz, la apreciación por la belleza, la
motivación espiritual, el desarrollo de la imaginación, el espíritu de
inventiva, la administración de recursos materiales e inmateriales, el
servicio comunitario, el voluntariado, etc., aspectos inherentes –en
definitiva- al plano de progreso de cada mundo en evolución que deberían
constituir en sí mismos la única dirección para lo que, en realidad,
bien podría ser llamada "Educación para la Supervivencia", en los mundos
del tiempo y del espacio. Angel Luis Fernández.
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