jueves, 4 de febrero de 2010

Una Estrella De Esperanza.


Existen millones de estrellas en el cielo, de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas y azules.


Un día, inquietas, ellas se acercaron a Dios y le dijeron:
Señor Dios, nos gustaría vivir en la Tierra entre los hombres.

Asi sera hecho, respondió el Señor. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, así como las ve la gente, para que puedan bajar a la Tierra.

Cuentan que en aquella noche hubo una linda lluvia de estrellas.
Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar y a correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños y la Tierra quedó maravillosamente iluminada.

Pero con el pasar del tiempo, las estrellas resolvieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando la Tierra oscura y triste.

¿Por qué volvieron? Preguntó Dios, a medida que ellas iban llegando.

Señor, no nos fue posible permanecer en la Tierra. Allá existe Mucha miseria y violencia, mucha maldad, mucha injusticia.

Y el Señor les dijo:
¡Claro! El lugar de ustedes es aquí en el cielo. La Tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que pasa, de aquel que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere, donde nada es perfecto.
El cielo es el lugar de la perfección, de lo inmutable, de lo eterno,
donde nada perece.

Después que llegaron todas las estrellas y, verificando su número,
Dios habló de nuevo: 'Nos está faltando una estrella. ¿Será que se perdió en el camino?

Un ángel que estaba cerca replicó: No Señor, una estrella resolvió
quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exactamente donde existe la imperfección, donde hay limite, donde las cosas no van bien, donde hay lucha y dolor.

¿Qué estrella es esa? Volvió Dios a preguntar.

Es la Esperanza Señor. La estrella verde. La única estrella de ese color.

Y cuando miraron hacia la Tierra, la estrella no estaba sola. La Tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona.

Porque el único sentimiento que el hombre tiene y que Dios no necesita tener es la Esperanza.

Sucede que Dios ya conoce el futuro, y la Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo será su futuro.

Recibe, amigo, en este momento, esta estrellita en tu corazón, la esperanza, tu estrella verde. No dejes que ella huya y no permitas que se apague.

Ten certeza que ella iluminará tu camino, sé siempre positivo y agradece a Dios por todo.

Sé siempre feliz y contagia con tu corazón iluminado a otras personas.

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