sábado, 28 de agosto de 2010

La Batalla del ego y la consciencia

¿Quién eres, amada? ¿Quién eres tú?

conciencia.jpgUn salvaje alma que en el crepúsculo inició una gran batalla contra sí misma y su conciencia, una y otra vez ganó la batalla. Eres el silencio de la batalla, eres el viento que deja vacío de esperanza tras la gran lucha, pero eres también la energía que mueve al guerrero, la esencia de la vida en cada uno de los luchadores, eres el tiempo que sana, la madre que da a luz la nueva vida. Durante mucho tiempo sentiste la sed de estar quieto, ante la batalla contra ti mismo, y esa batalla no es una representación irreal de lo que está ocurriendo, es real, eres tú, es tu vida, es tu conciencia, tu lucha y tus vidas atrás. ¿Qué se juega en esta batalla? ¿Tu valía? ¿Tu respeto? No, mucho más lejos de aquí. ¿Tu honor? No, claramente el honor está en la mente y esta lucha es interna, qué se busca? ¿Qué se juega?, ¿qué vence o pierde? El conocimiento de uno mismo, la entereza.

Siempre creíste que el contrincante en esta lucha era el ego, un personaje de ti mismo que habías fabricado para no ver, para no ser Dios o para no sentir tu corazón y tu iluminación, pero el ego, mi amiga, no lo fabricaste tú, lo fabricaron en otro tiempo, tú y otras almas dedicaron su energía a fabricar el ego. Y el ego no es una herramienta indispensable, no es una parte vital de la realidad, sólo es un espejismo, una ilusión.

¿Peleas así contra algo que no está? ¿Contra una ilusión? ¿Dedicas todas tus fuerzas a derrotar a algo que no eres tú? En efecto, así es.

Tú no eres el miedo, tú no eres vacío. En ti sólo hay cabida para lo que sí es. Observa el firmamento, observa claramente como no hay vacíos, no hay sin existencia, no hay espacios donde no haya, siempre hay, pues siempre hay cabida para el AMOR. No hay pues ni un solo segmento de ti mismo donde no esté Dios, donde no esté la divinidad. ¿Sigues jugando a creer que no eres Dios? Eso, pues, no eres tú, no es real. Esa carencia, amado, no existe. Todo está lleno de luz divina que se mantiene claramente en la eternidad por sí misma, no necesita de vacíos para expresarse, igual que tu ángel interno, aquel que denominas ser espiritual, alma, Yo, puede existir y siempre ha existido sin necesidad de una ilusión denominada “ego”. No tengas miedo a la manifestación incontrolada de ti mismo, eres Dios, ¿qué más puede ocurrir? ¿Que brilles como una maravillosa estrella? ¿Que no haya sombra que pueda debilitar esa hermosa luz que tú eres? ¿Que sientas y comprendas que no estás porque estás en todos los lugares a la vez? Y es maravilloso! No es una ironía, no es un juego, es REAL. La existencia es real. Tu miedo a ti mismo no te permite creer en todo lo maravilloso que hay en ti.

En medio de la batalla acontecerán tres momentos importantes.

En el primero, el miedo, la gran duda: ¿soy? ¿Existo? ¿Esto es real?

Quien se pregunta esto, claramente es la ilusión, la dualidad. Siempre se es, pero la parte de uno mismo dividida de la realidad y del cosmos, la parte separada, siempre es irreal, es un sueño de la verdadera esencia. Es real, pues, la batalla? No, simplemente es un sueño de uno mismo por despertar, nada más que eso.

Y si es un sueño ¿Hay dolencia? ¿Hay muerte? ¿Hay conciencia real? ¿Despertar? Sí, por su puesto, en el momento en que el sueño desaparece, la guerra termina y resulta uno mismo consciente de sí mismo, de su sueño, de su irrealidad, entonces desaparece el miedo, la lucha y uno descubre quién es. Aquí empieza la VIDA, no como un sueño o como una irrealidad, sino como todo lo que se es.

Esta parte de la batalla es dura, es vital. Desaparece la carencia de amor, la necesidad de emotividad, desaparece el ver al otro como una necesidad de uno mismo y el guerrero, por primera vez, se siente solo. Realmente solo. Pues comprende que aquello que sentía que era la otra persona, sólo es un espejo de un ser divino y a quien realmente reconoce y ama es al SER de la otra persona, al SER que refleja esa figura y no a la figura. Desaparece el apego y comienza una nueva lucha interna por superar la soledad, el sentimiento de separación de la familia de luz, el amor y el miedo a la propia decepción, ya no hay más soledad emocional, pues ya no hay más apego y dolor puesta en la relación, ahora hay soledad espiritual. El hombre descubre que él vino a la tierra a ser libre pero también a AMAR ilimitadamente al SER y no a la máscara del otro.

Esta parte de la batalla es dura, alimenta un despertar que durará más de 5 años. En este despertar la visión se aclara pues el hombre pequeño comienza a descubrir el gran ser que habita en el interior de cada persona. Comienza a respetar, valorar y sentir la gran esencia divina en cada persona y comienza a observar y ver con el corazón y no con la mente. Es la observación, la gran calma y la carencia de apego emocional y miedo. Durará un tiempo en el que brevemente la persona descubre su divinidad, donde desaparece la separación y el intelecto constante y reaparece la esencia y la naturaleza infantil, inocente y pura del ser.

Ante este suceso entramos en una segunda etapa en la gran batalla del iniciado: la presencia del otro. Cuando la persona tiene conciencia de que una gran masa viscosa y desagradable le ha acompañado casi desde el nacimiento, al principio siente pavor de si mismo, más adelante, el miedo se convierte en asco y finalmente busca la forma de deshacer lo que se ha hecho.

Todo habitante de esta irrealidad terrestre habita y coexiste con una parte de sí mismo irreal basada en toda las oscuridades, miedos, apegos, dolencias y “maldades” internas. Todo aquello que no es pura esencia divina, todo aquello que no es SER, poco a poco entreteje una maraña de suciedad estática de emociones, pensamientos e irrealidades que van cobrando forma y esta maraña se denomina egrégor. Cada uno de los iniciados, llegado al punto oportuno, descubre su propia sombra y se choca con ella. Aquí toca decidir si continuar el camino o abandonar, si empujar al vacío a uno mismo y seguir en esencia pura, o continuar con la necesidad constante, con el apego, el dolor, el llanto, la excusa y el horror. Uno decide pero esta decisión no es sencilla. No hay ayuda posible, todo depende de uno. Aquel que no levante la cabeza hacia aquello que formó, aquello que creyó ser e intente escapar de su responsabilidad de sí mismo, estará huyendo de sí mismo, estará ignorándose y no hay peor vergüenza para un caballero, para un guerrero del SER, que ignorar las propias derrotas, mirar hacia otro lado e intentar luchar y dirigir la propia fuerza hacia las derrotas ajenas. La cobardía del hombre hacia sí mismo es una lucha constante por abandonar su propio despertar.

Ahora, el guerrero se encuentra frente a sí mismo. A veces tiene miedo, a veces pavor, a veces asco de sí, otras no teme nada pero ignora cómo actuar y aquí, surge el entendimiento. Esa forma se alimenta de todo aquello que no es silencio, y amada, esta es la clave para continuar. ¿Qué haría esa forma en el trabajo interior? ¿De qué puede alimentarse esa forma cuando no hay nada de lo que alimentarse? Sólo desaparecer. Habrá batalla, y no será fácil, pero es necesario librarla. SILENCIO, esta es la clave, este es el secreto para librar esta batalla en medio de este gran despertar.

No hay emoción, no hay dolor, no hay pena alguna por la desaparición de “eso”, simplemente alegría y conciencia. Se agarrará con uñas y con dientes, se disfrazará de luz, se esconderá en los mejores atributos humanos buscando una pequeña grieta para permanecer al lado de uno, pero sólo el silencio logrará perderlo y alejarlo completamente de uno. Sólo el silencio podrá mantenerlo lejos de sí. Te atreves valiente caballero? Esta es tu prueba, esta es la segunda fase en la batalla.

Tras ésto, el guerrero está completamente solo. Ya no hay miedo, ahora hay un gran reconocimiento de lo que uno es, de lo que ha hecho, hay humildad, respeto, sabiduría, pero aún falta un gran paso para la iluminación del SER. Un paso esencial, amado, falta DESPERTAR.

El SER habita dormido esperando ser despertado igual que una paloma se altera con un suave ruido, igual que la belleza se hace presente ante el sol de la mañana, así, la realidad, el SER, la conciencia, ha de ser despertada y señalada para que de un paso más y se manifieste en la vida.

De nada sirve la lucha anterior, de nada sirve toda batalla si en el paso final el guerrero se mantiene quieto. Es momento de reaccionar y en esta re-acción, reaparece el espíritu divino, el AMOR inconmensurable y perfecto que todo lo es y actúa.

Esta parte de la batalla es la denominada la esencia pues todo se deja a un lado y se permite que SEA, se permite que fluya la energía y se es UNO con esta energía divina que siempre, incansablemente, inagotablemente es LUZ, es AMOR, es VIDA.

Y estamos amada contigo en esta lucha, ¿dónde te encuentras ahora? Observa a tu compañero donde está él y allí, junto a él estás tú. Observa a todo aquél que te acompaña y te estará mostrando que parte de ti estás librando. Si te muestra ego, avaricia, desconsuelo, dolor… estás en una primera fase, en el abandono de la ilusión y la irrealidad. Si te está mostrando aquello que no quieres ver, aquello que se presenta en la sombra y te da miedo, te da asco o vergüenza, amada, estás en la fase del abandono del egrégor, del gran pesar o la gran sombra de la humanidad actual, pero si ya te encuentras en la calma, esperando que el espíritu divino te conmueva y te levante, entonces estás en el despertar completo del ser.

Esta es la regla de oro para un guerrero, no importa donde esté uno pues esta batalla, jamás se libra solo, es toda la gran humanidad la que tiene que despertar. Y ni una sola alma podrá cruzar todas las puertas dejando detrás de sí a sus hermanos y sin conmoverse lo más mínimo por ellos, por su historia, porque amada, cuando uno llega a la esencia, comprende que el entramado humano es una gran unidad, que no hay separación y todos sois cómplices de la historia de la realidad. No hay más y menos, no hay guerreros y pasivos descendientes de las batallas, no hay personas detrás y delante, todos continúan día a día librando esta gran batalla de la conciencia hasta que comprenden que la batalla es con uno mismo.

Soy tu amado SER, encontrándome contigo hoy, en estas palabras, recordándote quién eres, de donde vienes. No desfallezcas en esta lucha. No te avergüences de lo que has podido ser, lo que has podido hacer o lo que cargas, es parte de la historia y la historia crea realidades y tú eres una gran realidad. Soy tú.

Gracias amada.

Canalizado por Altaïr García

domingo, 22 de agosto de 2010

The Cove


The Cove es un documental del 2009 que muestra la matanza de más de 23.000 delfines en una cala en Taiji, Wakayama (Japón). El filme fue dirigido por el antiguo fotógrafo de National Geographic Louis Psihoyos, y fue grabado secretamente durante 2007 empleando micrófonos submarinos y cámaras de alta definición camufladas como rocas. Ganó el Premio de la Audiencia de los Estados Unidos en el Festival de Cine de Sundance anual número 25, en Park City, Estados Unidos, en enero de 2009.



sábado, 21 de agosto de 2010

EL CAMINO BLANCO

Reunión realizada en Yucatán/México donde fueron invitadas por primera vez personas de diferentes culturas y colores. Los ancianos, chamanes y sacerdotes de el Norte, Centro y Suramerica exigen a la humanidad que se vuelva a yintegrar en sus vidas el respeto por la Madre Tierra y por toda la creación.
"Ha llegado el momento de compartir con el mundo nuestro sagrado conocimiento y las profecías para que el mundo pueda sobrevivir"









miércoles, 18 de agosto de 2010

La cura Cósmica



La cura cósmica consiste en volver a encauzar al ser humano a su origen interno, es la consciente unificación de la voluntad personal con la voluntad superior del individuo. Se realiza mediante la sintonía con la realidad espiritual, y se inicia cuando queremos saber cuál es la verdadera meta de la vida.

Este proceso de cura sólo se intensifica cuando nos entregamos a los niveles superiores de nuestro ser ?lo que podemos hacer de manera simple, dirigiéndonos a esos niveles internos de la consciencia, pero con toda sinceridad: Quiero ser aquello para lo cual fui creado. Haré lo que sea necesario para lograrlo.
Al entregarnos así a la voluntad interna del yo superior, podemos desempeñar el papel que nos corresponde en el universo en el que vivimos y entrar en armonía. Y, a medida que esa armonía llega al plano físico, las enfermedades pueden eliminarse, porque surgen justamente cuando hay desvíos en el camino trazado para nosotros.
Si estamos preocupados solamente por retirar algún malestar físico, emocional o mental, quedamos limitados a los problemas de la personalidad y, así, impedimos que ocurra una verdadera cura, que no sea paliativa.
Debemos aproximarnos con humildad a la cura cósmica, en un estado interno de silencio, de imparcialidad ante lo desconocido. Debemos aprender a callar y a observar.
Callar significa no crear expectativas. Si ya nos ofrecimos, nuestro yo superior nos escuchó. En realidad, sabe de nuestras necesidades antes de que nos dirijamos a él.
Observar es estar atentos para percibir lo que el yo superior quiere de nosotros, lo que debemos cambiar. Si hay enfermedad, es porque no estamos practicando aquello para lo cual fuimos creados.
Si no nos transformamos, ningún curador puede resolver nuestro problema. En realidad, para que la cura se torne efectiva, la forma de actuar de la medicina común debe complementarse con procedimientos que consideren al ser en su totalidad y que lo lleven a armonizarse con sus realidades profundas.
El curador espiritual trasciende los aspectos materiales del paciente. Para ello interactúa con leyes internas. El trabajo del curador comienza en su propio ser: él tiene que sanar sus desarmonías antes de convertirse en vehículo de cura para los demás. Solamente cuando comienza a unirse a su voluntad superior, dentro de sí mismo, es que comienza a transmitir la energía de cura a la que nos estamos refiriendo.
Hay médicos y terapeutas que se tornan curadores. Hay también curadores que dejan de serlo por usar la energía de cura con propósitos egoístas, por explotar comercialmente su trabajo. Mientras que la medicina y la terapia normales se ejercen legalmente mediante pago, la cura cósmica es incompatible con cualquier tipo de retribución. Dar de gracia lo que por gracia se recibe, es una ley expresada por Jesús, un curador, y esa ley continúa rigiendo el servicio de todos los curadores auténticos.
Prácticamente no hay, en la superficie de la Tierra, quien no necesite de cura. Por eso, existen en la Tierra centros suprafísicos dedicados a la cura cósmica, algunos de los cuales fueron revelados. Ese es el caso de Aurora, civilización no física que está situada en una región intraterrena del Uruguay y cuya irradiación llega hasta la superficie. No hay límites para la cura cósmica: actúa más allá de las dimensiones materiales. Así, si tenemos la intención de realizar la voluntad de nuestro yo superior, podemos establecer contacto telepático con centros como Aurora, no importa que estemos en otras dimensiones de consciencia.
Si nuestra actitud es correcta, la energía de cura puede tornarse una realidad para nosotros. Entre los recursos disponibles para entrar en contacto con ese nivel de cura, los más poderosos y cercanos a nosotros son la fe y la devoción a lo más elevado que podamos concebir.

De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
Del libro: CURAR ES SIMPLE, Editorial Kier

miércoles, 11 de agosto de 2010

Crop Circles

Todavía existe alguna duda de que no estamos solos en el mundo, mas aún que nuestros hermanos mayores se comunican frecuentemente con nosotros?




lunes, 2 de agosto de 2010

El embarazo y el nacimiento.


Durante mucho tiempo se ha desconocido todo o casi todo sobre el embarazo, el parto y la lactancia a nivel energético o espiritual. Quiero ahora aportar algunos puntos sobre este tema.

Es importante señalar que ningún embarazo es casual. No hay posibilidad de error en un embarazo, pero tampoco hay posibilidad de forzarlo cuando aún no es el momento.
El pre-embarazo

Durante 6 ó 7 años el alma de la criatura acompaña a la madre o al padre antes del nacimiento, en algunos casos 8. Es un pre-embarazo, en el cuál el ángel va acostumbrando a la familia a su energía, sobre todo en los casos de niños de mucha luz, a la vez que va formando cuerpos sutiles de energía muy espesos para él. Es un tiempo en el que el alma se habitúa a la materia.

Este tiempo no es fijo, puede variar de unos niños a otros. Hace no mucho este tiempo solía ser de 2 ó 3 años como mucho. Algunos niños más espirituales, como los niños que serían monjes en el Tíbet, podrían estar hasta 4 ó incluso 5 años acompañando a la madre, pero sólo casos especiales.

Es un tiempo muy especial pues se generan los lazos familiares y los lazos del corazón. Son lazos sutiles que van más allá de la familia física y llegan incluso a las personas que pueden adoptar a la criatura tras su nacimiento, en estos casos los lazos pueden cruzar continentes si es preciso, pues para el corazón no existen las distancias. También se forman los lazos que unen los seres angélicos con la futura persona, el plan de vida e incluso cada detalle de las experiencias futuras.

En este tiempo es posible que haya alguna anunciación si el niño es muy esperado espiritualmente. Anunciaciones suaves, como sensaciones, emociones o visiones a través de sueños.

En casos de niños espirituales, durante todo este tiempo de pre-embarazo y en casi toda la infancia del niño, a la madre le acompañan naves y seres de la Confederación Galáctica.
Abortos

Cuando el embarazo se proyecta como aborto, el alma sólo acompañará a la madre 2 años como mucho, y sólo en el caso de que el alma quiera algún recuerdo o experiencia de la vida humana, pues en muchas ocasiones no da tiempo a que el alma descienda al cuerpo.

Los abortos ya están preparados desde otro nivel de conciencia, suelen ser experiencias kármicas que ha de vivir la madre, no hay dolor por parte del alma que reencarna para rápidamente desencarnar, no hay ruptura con la vida, simplemente un fluir por el tubo de luz y un abrazo celestial constante. El único dolor es la emoción en la vida por parte de la madre y sus expectativas rotas, o el aprendizaje del perdón a través de la culpa que siente por haber abortado.
Concepción

Tras el pre-embarazo, el momento de la concepción no es para nada casual y sólo depende de la decisión del futuro ser, en función de la experiencia de vida que quiera tener.

En el momento de la concepción cada detalle influye energéticamente en la vida del futuro ser. Incluso los seres que ronden la pareja, el tipo de emoción que se vive, o el dolor en caso de que lo haya. Ese tipo de energía explosiona en formas y colores que humanamente no pueden ser reconocidas, y de forma angélica se recogen para formar los futuros lazos emocionales del ser que va a nacer.

En este caso no se trata de los lazos que se formarán con cada persona, sino la forma que tendrán estos lazos, la manera en que la persona sentirá que está unida con sus allegados.

En caso de una concepción dolorosa o negativa los efectos pueden ser perfectamente sanados, pero la decisión de sanar y el trabajo deben partir del nuevo ser, no de sus padres, ya que fue él mismo quien eligió esta experiencia de emociones para su creación.

De todas formas no puede surgir ninguna enfermedad física ni psíquica de esta concepción, sino una tendencia energética en la forma de crear lazos en las relaciones humanas.

La concepción, en todos casos, suele ser dirigida por el Arcángel Gabriel, de forma mucho más especial para niños espirituales. Él, en compañía de ser que va a hacer, provoca una relación adecuada para la concepción y protege que energías adversas no deseables afecten este momento. Esto hace que la relación y lo que vive el ser sea justo lo que tenga que ser.
Embarazo

Durante el embarazo se va formando un tubo de luz desde el cielo hacia el vientre de la madre. Este tubo de luz crece a la vez que se forman los cuerpos más densos de energía. Así el cuerpo etérico, el astral y el cuerpo mental van formándose junto el cuerpo físico de la criatura, dentro del vientre materno, fruto del trabajo de ángeles y seres de luz elementales creadores de la materia.

El tubo de luz el tubo por el cual desciende el alma al cuerpo. Este descenso es gradual y en ningún caso se hace en solitario, sino en compañía constante de una bandada de ángeles de la misma familia de luz.

Puede durar meses el descenso y a veces incluso, en casos difíciles, años. Se trata del verdadero nacimiento, la integración del alma en el cuerpo físico, y es algo muy especial, muy agradable y armonioso para el bebé.

Aproximadamente sobre el 4º mes de embarazo la mayor parte del tiempo el nuevo ser ya está en el cuerpo físico, dentro del vientre materno. Entonces la luz Crística, la semilla divina que el ser trae a la vida, se establece en el timo.

Aquí es cuando se empieza a tener un contacto directo con la vida a través de la diferenciación de sonidos y colores. El ritmo cardíaco de la madre ayuda a establecer la sutileza del ser celeste en la densidad material. Este ritmo, fuerte y extremadamente profundo para el bebe, es un anclaje clave para su cuerpo de luz.

Mientras dura el proceso de anclaje, unos 3 ó 4 meses, el ser tiene un contacto directo con la familia de luz, únicos seres a los que distinguirá como diferentes a él. Este será un contacto mucho más amoroso y cercano para él durante todo el embarazo, mucho más que el enlace con la madre. Tanto, que algunas almas cuestan de desprenderse de esta amorosa unión y retardan su nacimiento, o se tiene que forzar esta separación desde otros niveles.

Por lo demás, no creerá en ningún momento que la madre y él son diferentes, no sentirá diferencia aquí. Tampoco sabrá que los sonidos y colores del exterior del vientre son lejanos a él, los identificará como parte del todo. Como parte de aquello que ya es.
El sueño de la vida, la conciencia temporal

Poco a poco, durante el mismo descenso por el tubo de luz, la conciencia celeste se va durmiendo y aparece la conciencia temporal. Conciencia ya establecida cuando el ser está dentro del vientre materno. Este cambio no es brusco si no un fluir semejante a cuando suavemente entramos en un dulce sueño arropados en calor y amor. En este sueño, lo primero que surge es la necesidad de experimentación.

En este tiempo, el sentimiento de amor profundo es clave y constante. Viene de la misma familia de luz angélica. Ellos, desde el tubo de luz y junto al ser, abrazan de manera constante la criatura pues saben que el nuevo ser está perdiendo poco a poco conciencia de quién es y comienza a tener conciencia únicamente del nuevo espacio, del amor, y las sensaciones…

Cada día investiga y descubre sus bracitos, manitas, boca, se toca el cuerpo y se siente. También se toca el cordón umbilical y sabe o cree saber que él también es el cordón umbilical. Siente presiones contra el vientre materno y eso le da seguridad y le gusta. Siente los latidos y cree que eso es el ruido de la vida, el ruido del mismo ser que él es.

No puede esperar más que lo que existe en él, y eso abraza y ama con su experiencia.
El nacimiento

En este tiempo, y de manera paulatina, se va formando otro tubo de luz, uno más estrecho y en dirección inferior y no superior. Este tubo tiene tonos rosas, azules y violetas, algunos toques dorados como finos hilos y sobre todo mucha luz. Es el tubo que enlazará al bebe con la vida, el tubo del nacimiento completo. Por aquí, el bebe cada vez más sabe que va a descender, se siente atraído y su voluntad fuerte le indica que ese es el camino. No siente angustia, sólo siente un empuje hacia esta dirección, hacia su camino.

En el momento de nacer, un estallido de luz ocurre a su alrededor. Ángeles le llaman desde el tubo inferior y le animan a que salga por él y mientras, otros ángeles le ayudan a empujarse a través de la vida. No hay esfuerzo tal y como nosotros creemos, es un esfuerzo diferente del físico, lleno de seguridad y control. La criatura sabe exactamente lo que debe hacer, instintivamente. No sufre dolor físico pues los nervios no están formados lo suficiente como para que lo sienta. Tampoco dolor emocional pues su cuerpo emocional no se empezará a formar hasta mucho más adelante. Solo sensaciones y sentimientos.

Este empuje hacia la vida humana es una gran celebración, la voluntad del alma por vivir es la fuerza que impulsa el parto. Por todos lados seres de luz celebran este encuentro del alma con su propia vida.

Nada más nacer, un gran ángel espera al bebé para recibirle y señalarle que todo está correcto. Justo frente a la madre. Este ángel le señala dónde está la madre. Tras esto, según el momento de encuentro con la madre se alarga, los ángeles se aproximan más al bebe y a los padres y ayudan a formar lazos de unión entre ellos y los familiares más próximos.

Cuando el bebe ha nacido por cesárea, prácticamente no sabe que ha nacido, se descoloca su voluntad hacia la vida y hacia este descenso o recorrido que internamente sabía que tenía que recorrer. Esta separación o ruptura con su misión o camino ha de ser reparada trabajando el amor y la voluntad hacia lo desconocido a lo largo de la primera infancia.

En los casos en que los bebés son apartados de la madre la presencia angélica se duplica. El bebé siente frio y se siente perdido, algo aturdido al dejar de escuchar el fuerte latido del corazón de la madre que durante tanto tiempo le ha acompañado. Sobre todo una gran sensación de ausencia, de vacío y soledad. Esta sensación se supera con el gran sentimiento de amor que recibe por la presencia angélica, pero la presencia angélica no puede aportar el calor físico y el calor del cuerpo emocional de la madre y el padre. Esta separación, ya sea en la misma o en otra estancia, puede doler al bebé en un futuro, pero también puede ser sanada a través de regresiones o con mucho calor familiar posterior al parto.
Tras el nacimiento, de 0 a 3 mesesbebe-alegre.jpg

En todo este proceso ocurre algo maravilloso y desconocido para todos. El tubo de luz por el cual descendió el ser por primera vez, no desaparece, y se mantiene hasta el 12º o 13º mes tras la concepción, lo que corresponde al 3er ó 4º mes de vida.

Durante todo este tiempo, realmente la criatura no ha nacido completamente, sigue unido por un cordón umbilical de luz a la familia celeste. Sigue unido al cielo y al Hogar. Y muy fuertemente a la madre, pues aún cree que él es la madre.

Este tubo de luz desaparece según se afianza el ser en la vida y es esencial que en este tiempo el bebé reciba todo el calor humano posible.

Hasta que no desaparece completamente el tubo de luz, el bebé siente y cree que él es la madre, necesita de su calor y su presencia de manera constante pues una separación, aunque breve, para él es como una ruptura consigo mismo. Incluso cuando la criatura hace un viaje astral en un sueño, al volver al cuerpo con su astral, primero regresa a la madre estirando los brazos para abrazarla con dulzura, como punto de referencia de cuál es el cuerpo que le une a la vida. Una vez con la madre, entra en su cuerpo otra vez y despierta de su dulce sueño.
El explorador, a partir del 4º mes

A partir del 4º mes el tubo de luz que separa el cielo y la tierra se va borrando, creándose una unión mucho más fuerte con la vida humana. Por ello, a partir de este momento el bebé ya puede estar en una cuna, sillita de paseo o un espacio él solo. Este sería el momento en que de manera natural el mismo bebé soltara los brazos de la madre, la cual le ha sostenido día y noche, pidiendo explorar el mundo él sólo.

Ya está preparado para ir explorando poco a poco la vida. Identifica perfectamente a quienes le rodean y sabe quiénes son, su luz o resplandor, qué tipo de seres le acompañan, los ángeles que hay en la casa, la energía de los diferentes rincones del hogar… Todo lo puede saber e identificar con sólo 4 y 5 meses.

Ya en el 5º mes y el 6º, el bebé empieza a ver más allá de los ángeles, puede ver seres que anteriormente presentía, presencias del bajo astral. Se necesita entonces estar muy atentos a sus lloros y sollozos pues pueden indicar que algo le da miedo más allá de lo físico.

Este es el inicio de la vida, sólo es el inicio. Por ahora esto es lo que quiero añadir sobre este tema pero más adelante completaré sobre este crecimiento en un artículo sobre los niños y la infancia detallando como se desarrollan los chakras en el crecimiento y cómo se puede actuar para ayudar en este crecimiento.
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