miércoles, 23 de febrero de 2011

¿Quién es Dios? ¿Cómo es Dios?




Baruch Espinoza
Nació en Ámsterdam, Países Bajos, en 1632, procedente de una familia de judíos sefardíes emigrantes de la península Ibérica, que
huía de la persecución en Portugal. Se dice que su familia procedía de España, de donde habría huido en el siglo XV a Portugal; sin
muchas pruebas, hay quien sostiene que era originaria de Espinosa de los Monteros (Burgos), lo que explicaría su apellido
"Espinosa". Se educó en la comunidad judía de Ámsterdam, donde se conservaba una considerable tolerancia religiosa, pese a la
influencia de los clérigos calvinistas. Contrajo una tuberculosis que poco a poco minaría su salud, hasta ocasionarle una muerte
temprana.
Partiendo de la innegable influencia de Descartes, creó un sistema muy original, con mezcla de elementos propiamente judíos,
escolásticos y estoicos. En lo que se refiere a Descartes, éste había considerado la existencia de tres sustancias: el pensamiento, la
extensión y Dios. Spinoza reduce estas tres sustancias a una sola: sustancia divina infinita, que según la perspectiva que se adopte,
se identifica bien con Dios o bien con la Naturaleza (ambos términos llegan a ser equivalentes para él, según su célebre expresión
Deus sive Natura).
EL DIOS O NATURALEZA SEGUN ESPINOZA (uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos)
Dios hubiera dicho:
• "Deja ya de estar rezando y dándote golpes en el pecho! Lo que quiero que hagas es que salgas al mundo a disfrutar de tu
vida.
• Quiero que goces, que cantes, que te diviertas y que disfrutes de todo lo que he hecho para ti.
• ¡Deja ya de ir a esos templos lúgubres, oscuros y fríos que tú mismo construiste y que dices que son mi casa.
• Mi casa está en las montañas, en los bosques, en los ríos, en los lagos, en las playas. Ahí es donde vivo y es desde ahí
desde donde expreso mi amor por ti.
• Deja ya de culparme de tu vida miserable; yo nunca te dije que hubiese nada malo en ti o que fueses un pecador, o que tu
sexualidad fuese algo malo.
• El sexo es un regalo que te he dado y con el que puedes expresar tu amor, tu éxtasis, tu alegría. Así que no me culpes
a mí por todo lo que te hayan hecho creer.
• Deja ya de estar leyendo supuestas escrituras sagradas que nada tienen que ver conmigo. Si no puedes leerme en un
amanecer, en un paisaje, en la mirada de tus amigos, en los ojos de tu hijo... ¡No me encontrarás en ningún libro!
• Confía en mí y deja de pedirme. ¿Acaso vas a decirme a mí cómo hacer mi trabajo?
• Deja de tenerme tanto miedo. Yo no te juzgo, ni te critico, ni me enfado, ni me molesto, ni castigo. Yo soy puro amor.
• Deja de pedirme perdón, no hay nada que perdonar. Si fui yo el que te hice... el que te llenó de pasiones, de limitaciones,
de placeres, de sentimientos, de necesidades, de incoherencias... de libre albedrío ¿cómo puedo culparte si respondes a
algo que yo puse en ti? ¿Cómo puedo castigarte por ser como eres, si fui yo el que te hizo? ¿De verdad crees que podría
crear un lugar para quemar a todos mis hijos que se porten mal, por el resto de la eternidad? ¿Qué clase de dios loco
puede hacer eso?
• Olvídate de cualquier tipo de mandamientos, de cualquier tipo de leyes; no son mas que artimañas para manipularte, para
controlarte, que sólo crean culpa en ti. Respeta a tus semejantes y no hagas a otros lo que no quieras que te hagan a tí. Lo
único que te pido es que pongas atención en tu vida, que tu estado de alerta sea tu guía.
• Amado mío, esta vida no es una prueba, ni un escalón, ni un paso en el camino, ni un ensayo, ni un preludio hacia el
paraíso. Esta vida es lo único que hay aquí y ahora y lo único que necesitas.
• Te he hecho absolutamente libre, no hay ni premios ni castigos, no hay pecados ni virtudes, nadie lleva un marcador, ni un
registro.
• Eres absolutamente libre para crear en tu vida un cielo o un infierno.
• No te podría decir si hay algo después de esta vida, pero te puedo dar un consejo. Vive como si no lo hubiera. Como si
ésta fuera tu única oportunidad de disfrutar, de amar, de existir. De ese modo, si no hay nada, pues habrás disfrutado de la
oportunidad que te di. Y si lo hay, ten por seguro que no te voy a preguntar si te portaste bien o mal, te voy a preguntar
¿Te gustó?... ¿Te divertiste?... ¿Qué fue lo que más disfrutaste? ¿De qué experiencias aprendiste?...
• Deja de creer en mí; creer es suponer, adivinar, imaginar. Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti.
Quiero que me sientas en ti cuando besas a tu amada, cuando arropas a tu hijo, cuando acaricias a tu perro, cuando te
bañas en el mar.
• Deja de alabarme, ¿Qué clase de Dios ególatra crees que soy? Me aburre que me alaben, me hastía que me agradezcan.
¿Te sientes agradecido? Demuéstralo cuidando de ti, de tu salud, de tus relaciones, del mundo. ¿Te sientes observado,
sobrecogido?... ¡Expresa tu alegría! Esa es la forma de alabarme.
• Deja de complicarte las cosas y de repetir como un papagayo lo que te han enseñado acerca de mí. Lo único seguro es que
estás aquí, que estás vivo, que este mundo está lleno de maravillas. ¿Para qué necesitas más milagros? ¿Para qué tantas
explicaciones? No me busques afuera, no me encontrarás. Búscame dentro... ahí estoy, latiendo dentro de ti.
Baruch Spinoza

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