sábado, 4 de agosto de 2012

Conectar con la esencia interior.

Para conectarse con la esencia interior es necesario hacerlo en silencio y en total introversión, como si se tratase de una liturgia en el templo del alma, estableciendo una distancia significativa de todos los pensamientos asociados con el
mundo exterior y navegando suavemente en las calmadas aguas de la conciencia eterna, iluminadas por la claridad del espíritu.

Desde el silencio es posible acceder a una comprensión amplia y profunda de la realidad y entender que cada escena de esta maravillosa obra de la vida es única, independientemente de lo que suceda, a la vez que asumiendo la religión original de la paz, permitiendo que afloren libremente los secretos de la mente ya que cada pensamiento que se crea es como una semilla que necesita sustento, por eso cuando se emite un tipo de pensamiento erróneo, no procedente del centro corazón, sino de cualquiera de los hemisferios del cerebro, se hace difícil aquietar la mente y se induce un crecimiento desordenado que casi siempre se desborda y genera graves desequilibrios y descompensaciones en el cuerpo, por el contrario, si se siembran y cultivan pensamientos puros, elevados y espirituales, el estado interno y la experiencia siguen inexorablemente esa misma línea.


En el silencio también se puede experimentar el amor por toda la creación y escuchar la música de las esferas, y es que cuando se enciende el amor, no existe trabajo duro, de modo que si se siente que se está realizando un gran esfuerzo, es preciso entender que la naturaleza está poniendo obstáculos y trabas a que se continúe en ese camino equivocado. Desde el silencio se puede comprender rápidamente lo que contienen los corazones de los demás y así resulta más fácil la cooperación con precisión, además de ver y descubrir muchos aspectos del ser que fortalecen el progreso espiritual. En este momento de crisis mundial sostenida, la única seguridad verdadera y estable la proporciona la introspección y la experiencia del silencio, al permitir la conexión con la fuente de poder espiritual.


Angel Luis Fernández.

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