miércoles, 20 de octubre de 2010

La solución está lista.

En los niveles más profundos de la consciencia se encuentran las respuestas a todos nuestros interrogantes. Saber esto es el primer paso para que la intuición fluya libremente y pueda aportarnos esas soluciones. Sin embargo, es necesario que dejemos de anteponer sentimientos, deseos, preconceptos e ideas a todo lo que proviene de nuestro mundo interior.
La intuición es la comprensión directa de determinados aspectos de la realidad. Surge sin que razonemos, se introduce en la mente y se imprime en el cerebro en el intervalo entre los pensamientos. Cuanto mayor sea ese intervalo, más nítida y completa será esa captación.
Pocos saben que, si preguntan algo al inconsciente, obtendrán la respuesta. Existen varias maneras de interrogar al inconsciente, dependiendo del temperamento de cada uno. Ciertas personas conversan consigo mismas, otras escriben, otras formulan preguntas mentalmente, dirigidas al interior de sí mismas. También están aquellas que buscan orientación interna sin llegar a formular preguntas, simplemente se colocan en un estado expectante y tranquilo.
Es importante plasmar las ideas de modo claro y coherente, y entregarlas con desapego al propio mundo interno. De ese desapego proviene la paz que favorece que la intuición se revele. Si hacemos la pregunta con ansiedad, impedimos que llegue la respuesta. Por otro lado, si no dedicamos a esto amor y atención suficientes, el pedido no llega hasta las capas profundas de nuestro ser, en donde la solución está lista. Entonces, hay que lograr un delicado equilibrio entre la pregunta y la espera tranquila. Es esencial tener fe en que el nivel intuitivo está siempre dispuesto para atender nuestras necesidades.
La crítica, el orgullo, el autoritarismo, el disimulo, la complacencia con tendencias retrógradas de la personalidad o la falta de control en el uso de la palabra, el exceso de convicción en las propias posiciones, el apego, la curiosidad, la impaciencia y la inflexibilidad mental, entre otros factores, suelen encubrir la delicada y discreta voz de la intuición.
Las respuestas a nuestras preguntas también pueden llegar por medio de un símbolo. Además, un hecho que suceda en nuestra vida puede ser la respuesta que nuestro inconsciente nos envía. Hay casos en los cuales, por desear que algo suceda de determinado modo, repetimos la pregunta sin advertir que ya había sido respondida.
Una señal de que una intuición es verdadera es que no viene acompañada de ninguna forma de excitación: no provoca alegría, entusiasmo, tristeza ni angustia. Llega de manera calma, clara y sin juicios. Algunas veces es tan suave que ni siquiera la notamos.
Si nos dedicamos al contacto con el mundo interior, nuestro comportamiento en la vida diaria va cambiando gradualmente. Nos tornamos más serenos y dejamos de lado los preconceptos; se sutilizan los deseos y los pensamientos. Sabemos que en la esencia está la solución, lista, esperándonos.


De la Serie Síntesis de Charlas de Trigueirinho
Del libro: PARA SALIR DEL SUFRIMIENTO
Editorial Kier

No hay comentarios:

Publicar un comentario