sábado, 10 de diciembre de 2011

Reflexión.

Hoy tenemos edificios más altos y autopistas más anchas, pero temperamentos más cortos y puntos de vista más estrechos. Gastamos más, pero disfrutamos menos. Ahora tenemos casas más grandes, pero familias más chicas. Tenemos más compromisos, pero menos tiempo. Tenemos más conocimiento, pero menos criterio. Tenemos más medicina, pero menos salud.
Hemos multiplicado nuestras posesiones, pero hemos reducido nuestros valores.
Hablamos mucho, amamos poco y odiamos demasiado.
Hemos llegado a la Luna y regresado, pero tenemos problema para cruzar la calle y conocer a nuestro vecino. Hemos conquistado el espacio exterior, pero no el espacio interior. Tenemos mayores ingresos, pero menos moral.
Éstos son tiempos con más libertad, pero con menos alegría; con más comida, pero con menos nutrición. Éstos son días que llegan dos sueldos a las casas, pero aumentan los divorcios; son tiempos de cosas más lindas, pero de más hogares rotos.
Por todo esto, propongo que, de ahora en adelante:
- No guardes nada “para una ocasión especial”, porque cada día que vivas es una ocasión especial.
- Busca tu “yo interior”, aprende a conocerte, lee más, siéntate en la terraza y admira la vista sin fijarte en las malas hierbas.
- Pasa más tiempo con tu familia y tus amigos, come tu comida preferida, visita los sitios que ames. La vida es una sucesión de momentos para disfrutar, no es sólo para sobrevivir.
- Usa tus copas de cristal. No guardes tu mejor perfume, úsalo cada vez que te den ganas de hacerlo.
- Quita de tu vocabulario las frases: “uno de estos días”, “algún día”,…
- Escribe ya aquella carta que piensas escribir “uno de estos días”. Di a tus familiares y amigos cuántos los quieres.
Extraído de: Ideario para el camino

No hay comentarios:

Publicar un comentario