jueves, 1 de marzo de 2012

Educación.

En realidad no enseñan nada nuevo las escuelas, pues cada ser ya dispone en su interior, no solo del conocimiento sublime, sino también de la acumulación experiencial de sus muchas vivencias continuadas anteriores; ¿no debería ser, por tanto, función de las instituciones educativas despertar estos estímulos y resortes necesarios para que se activen los mecanismos que abren las puertas de los registros inmateriales de vuestros recuerdos?; aspectos relacionados con los denominados valores humanos universales, tales como la solidaridad, la justicia social, la concienciación por el medio ambiente y por la integración intercultural, la paz, la apreciación por la belleza, la motivación espiritual, el desarrollo de la imaginación, el espíritu de inventiva, la administración de recursos materiales e inmateriales, el servicio comunitario, el voluntariado, etc., aspectos inherentes –en definitiva- al plano de progreso de cada mundo en evolución que deberían constituir en sí mismos la única dirección para lo que, en realidad, bien podría ser llamada "Educación para la Supervivencia", en los mundos del tiempo y del espacio. Angel Luis Fernández.

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